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Las vivencias y la experiencia del último
año y medio del candidato Henrique Capriles: Primarias, Presidenciales,
Gobernación de Miranda, y ahora esta campaña electoral para las
Presidenciales del 14-A, de acuerdo al artículo 233 de la Constitución
de la República Bolivariana de Venezuela; evidentemente han tenido un
efecto positivo sobre él. Enfrenta a un candidato que se proclamó el
heredero del legado de Chávez, a quien él puede "tutear", sumado a que
esta elección que es una especie de segunda vuelta en la que busca
preservar el nivel de votación obtenido el 7-O.
Entre los cambios más importantes en el
enfoque de esta nueva campaña están la incorporación al equipo de Henri
Falcón, uno de los gobernadores de la Alternativa Democrática reelecto
en el pasado mes de diciembre, una profunda revisión de los errores
incurridos en la campaña anterior, la adopción de una tarjeta “única”
para consolidar los esfuerzos opositores en torno a la Mesa de la Unidad
Democrática y un discurso más agresivo al utilizado con Chávez, con el
fin de desmontar la ineficiencia y las mentiras de los restos del
régimen chavista. Todo esto le ha dado un vuelco a la campaña. Henrique
Capriles ha logrado con su actitud y sus actos emocionar a la oposición
que hace un mes estaba devastada. Sin embargo, pareciera que la espuma
ha ido reduciendo su efervescencia. La gran apuesta del candidato
oficialista y su combo es la movilización, ya que tienen un universo de
12,3 millones de movilizables (empleados públicos y sus familias, PSUV,
beneficiarios de las misiones y contratistas), de los cuales poseen
información más precisa de los 8,2 millones que el pasado 7 de Octubre
votaron por el Presidente Chávez, lo que hace pensar que la elección
depende del voto de los chavistas espontáneos y del funcionamiento de la
maquinaria. Los que se muevan por iniciativa propia para votar por el
candidato Maduro hasta las 2 de la tarde y los que en la tarde puedan
ser movilizados, quizás cientos de miles, pero no millones. Ellos tienen
información en tiempo real de la cantidad de personas que han votado lo
que es una ventaja brutal si se suma al uso ilimitado de los recursos
del Estado para movilizar. Pero ya en diciembre de 2007, el voto
espontáneo a favor de la Reforma Constitucional y la maquinaria no se
expresaron según la expectativa del Presidente difunto. Importante es
señalar que la sobreexposición de la figura de Chávez durante sus
funerales, las hiperbólicas manifestaciones de duelo y el intento de
sacralizar su figura y legado, buscando endosar su carisma y liderazgo a
favor de su heredero político, ha puesto en evidencia que se apela a lo
emocional, a la imagen de Chávez y no lo que puede representar Maduro en
sí mismo, limitándose a copiar en cada acto de campaña los gestos del
difunto, mencionándolo cada dos por tres e intentando imitarlo sin
convencer. Como se sabe, una copia al carbón no tiene la calidad del
original y eso hace mella a la hora de decidirse a votar. Se nota
forzado y excesivamente sobreactuado y eso lo reconocen los venezolanos,
expertos en actores y telenovelas.
En esta elección vamos a ciegas, sin
claridad sobre los niveles de intención de voto previo. Lo que se está
haciendo en encuestas presenciales, cara a cara o tipo hogares, es
limitad, casi nulo. Normalmente el estudio de campo toma unas tres
semanas, aquí con el tema de Semana Santa, más el tiempo que se tomaron
prudencialmente en arrancar para evitar que el tema emocional
contaminara de sobremanera los resultados, nos ha puesto contra la
pared. Básicamente, se están haciendo, como son las encuestas
telefónicas. Dos de las encuestadoras más importantes y de mayor
tradición informan que Maduro venía cayendo de manera importante, pero
arrancó con una ventaja considerable de unos 15 puntos por lo menos. Si
la maquinaria no funciona con la eficacia del 7-O, que ha reconocido en
Chávez su único líder y, que a su vez, es reticente a votar por otras
opciones, así Chávez le haya apoyado abiertamente. Pasó en el Referendo
Aprobatorio de la Reforma Constitucional en 2007 y en las elecciones
siguientes donde la figura del fallecido Presidente no estuvo en
juego.Maduro no es Chávez, además Chávez le dejó en las manos una bomba
de tiempo activada.
Pase lo que pase el juego es otro. Ellos
botaron el país por la ventana para ganar el 7-O, muchos dieron por
descontado que ese triunfo más la desaparición física del líder era
suficiente para inyectarle emoción al chavismo para votar por el
candidato asignado. Pero eso no es así, los tiempos que vivimos no son
los mismos, los electores son distintos, los ídolos y los mitos, por
ende, también lo son. Hoy el espectáculo es distinto y de otra
naturaleza. Con esto no se quiere decir que el fallecido Presidente no
ocupará un espacio en el imaginario colectivo de los venezolanos y otros
ciudadanos del mundo. Al final la pregunta es cuál será su legado. Como
decía un avezado político ya fallecido, “no he visto viuda que se caiga
al hueco con la urna del difunto, caen de lado hacia atrás pero no se
van con el muerto”.
Hoy el sector oficial depende de la
movilización. Tienen tremenda maquinaria, pero saben que la emoción en
ese matrimonio con el pueblo se está acabando y tampoco hay para rumbear
y comer.
La elección es necesaria. Maduro ha estado
de manos atadas en estos cuatro meses, entre la pre-campaña, los
funerales-campaña y la campaña. Su única opción sería hacer una apertura
petrolera con promoción o encubierta, es lo único que puede traer dinero
fresco vía inversión y que puede darles señales claras al mercado, y
quizás resolver el tema de algunas expropiaciones en ese sector. La
minería es otro sector que puede ser una palanca importante al igual que
Telecomunicaciones: ¿Cuánto vale CANTV y Movilnet para Carlos Slim?.
Evidentemente tendrán que venir cambios de gabinetes, quizás Jorge
Giordani sea uno de los primeros en salir del juego, o al menos le
restaran poder, la política cambiaria y las restricciones comerciales
son un sin sentido. La locura de la inversión armamentista seguro
también caerá. El candidato del oficialismo, no es militar, no tiene ese
fetiche, quizás invierta en transporte público. Igualmente hay que
destacar, que la verdadera pelea por el poder en el chavismo se desatará
a partir del 15, ya muchos sin haber llegado allá hacen sus apuestas.
Si se da el escenario de un triunfo del
candidato Henrique Capriles, el chavismo o sectores de estos mantendrán
bastiones como gobernaciones, la nueva Globovisión y algunos curules en
la Asamblea Nacional y el poder Judicial, pero ya no serán hegemones.
Los brincos de talanqueras serán de todas las formas y colores. Veremos
si el tiempo es suficiente y si las tendencias se mantienen. Hasta el
domingo 14 de abril en
la noche no sabremos el resultado. Más allá de
los ánimos y las primeras reacciones, gane quien gane, sin duda el 15 de
abril Venezuela será otro país y vendrán los tiempos más interesantes de
los últimos 10 años.
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