MAYO 2011, Nº 52, AÑO 7

 
   

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 EDITORIAL

Técnicos electorales seguirán garantizando el secreto del voto

Este mes de mayo comenzó a calentarse el ambiente electoral venezolano, aún cuando los futuros comicios se esperan para el próximo año.  

Cuando se esperaba que el CNE confirmara públicamente que las Elecciones Presidenciales serán en Diciembre de 2012, y que aclarara cuántas otras elecciones y en qué secuencia programará su ejecución, sorprendió el 12 de mayo con la aprobación de modificaciones al Sistema Automatizado de Votación (SAV). La decisión asumida por la mayoría de su Directorio no fue consultada previamente con partidos políticos, ni organizaciones ciudadanas de contraloría electoral (Art. 62 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela), ni mucho menos con los electores. 

De los tres grandes cambios propuestos, Súmate ha explicado por qué considera que el primero (modificación de las boletas electorales) es beneficioso, el segundo (cambios en la forma en la que se programarían las máquinas de votación antes de las elecciones) debe ser explicado por un CNE soberbio que actúa de espalda a la sensatez técnica y a las mejores prácticas de la administración pública, y el tercero (incorporación de un Sistema de Autenticación Integral de los votantes con unas nuevas cap tahuellas) es injustificable desde el punto de vista técnico. 

Con la incorporación de las nuevas captahuellas, según la decisión del CNE, se reemplazarían las que para este propósito se han utilizado hasta ahora. Además, ahora no sólo se aplicarían en los ocho estados de las últimas elecciones, sino en todas y cada una de las máquinas de votación del país. Esta modificación, según la cual se requeriría que a cada votante se le capture digitalmente su huella para activar la máquina de votación y registrar entonces la selección de su voto, podría potenciar la intimidación en sectores oficialistas nacionalmente, amenazando a los votantes con una pretendida posibilidad de revelar su secreto del voto, a pesar de que se compruebe que técnicamente sea imposible hacerlo. 

Desde el punto de vista tecnológico, sólo podrá garantizarse que las nuevas captahuellas no pongan en riesgo el secreto del voto, luego de que el CNE haga una licitación, adquiera los equipos, el proveedor contratado desarrolle el programa que será cargado en cada máquina de votación y se le permita a los técnicos acreditados por los partidos políticos hacer las revisiones correspondientes, con el tiempo y la profundidad requerida para no dejar ninguna duda de que el nuevo sistema no registra ningún dato que vincule la identidad del votante con cada voto emitido. 

Las nuevas revisiones deberán incluir además otros alcances, para comprobar también que las máquinas no admitan posibilidad alguna de registrar votos que no se originen de una pulsación sobre las boletas electorales electrónicas, que pretendan justificarse con el registro “virtual” de votantes que en realidad no asistan al recinto en la oportunidad de la votación, en un tipo de posible fraude que ha preocupado a los técnicos desde la incorporación del SAV en el Referendo Revocatorio Presidencial de 2004, denominado desde entonces “Votación Virtual”. 

Súmate ha dejado clara su posición pública ante este delicado tema, a pesar de la premisa en algunos sectores del país que denunciar estos riesgos conduciría a la desmotivación del electorado para que participe en las elecciones de 2012. Como si se creyera que la denuncia técnica fuera la única fuente para que el electorado se enterara masivamente de las irregularidades permitidas por el CNE, subestimando que la intimidación se aplica sobre los electores de muy diversas maneras. 

Es oportuno precisar que la propia existencia, los conocimientos y la capacidad desarrollados por Súmate desde su creación en 2002, se fundamentan y se han justificado en los obstáculos creados por un CNE aliado, en su mayoría, con el oficialismo en sus estrategias de aplicar el ventajismo, la intimidación y el control de los procesos electorales a la medida de los intereses políticos de mantener en el poder al Ejecutivo Nacional. Y la respuesta ha sido la organización civil para la Defensa del Voto antes, durante y después de cada elección administrada por el CNE, para enfrentar ciudadana y democráticamente estos obstáculos y asegurar así que los votos se cuenten de acuerdo con la verdadera voluntad del pueblo. 

De allí que para Súmate no haya duda que en 2012, cuando se revisen los sistemas que en definitiva aplique el CNE, sobre todo si se cuenta con la presencia activa de la observación electoral internacional con experiencia en la automatización del voto, los técnicos venezolanos podrían verificar que el sistema – efectivamente – ni vulnerará el secreto del voto ni facilitará la emisión de votos virtuales. 

Pero de aquí hasta allá, y aún después de que pueda desarrollarse una campaña de explicaciones técnicas para argumentar ante la ciudadanía que no existan tales riesgos, desde el oficialismo se seguirá intimidando y sacando ventaja fraudulentamente de su perversa capacidad para disponer a su antojo de los recursos del Estado para su campaña electoral.  

Algunos políticos evitarán las complicadas explicaciones técnicas y dirán que para qué preocuparse de la intimidación oficialista, si luego de las elecciones nadie podría hacer nada con esa Información ilegítimamente obtenida. Por fortuna, como ya se ha dicho, técnicamente podrá comprobarse que en efecto no habrá riesgo. Así ocurrió en 2005, cuando el CNE a última hora decidió no utilizar las captahuellas en las Parlamentarias de ese año, y cuando en cada elección desde 2006 hasta 2010 los técnicos pudieron comprobar que su utilización no ha permitido conocer la selección de cada votante. 

Con el silencio respecto al calendario electoral 2012 y con los cambios aprobados al SAV por la mayoría del Directorio, sin consulta a los actores de las elecciones en el país, el CNE perdió en el mes de Mayo dos excelentes oportunidades para hacer su trabajo transparentemente, con lo cual habría podido comenzar a remontar la cuesta de la confianza en su gestión, tan venida a menos, luego de ponerse sistemáticamente al lado del oficialismo en sus prácticas de ventajismo e intimidación durante los últimos procesos electorales. 

Frente al miedo, están las opciones de paralizarse o de activarse para superar la amenaza. Con el arranque de los preparativos para las Primarias en mayo, cuando se aprobó el Reglamento y se designó a los miembros de la Comisión Electoral de Primarias, los sectores democráticos comienzan a transitar decididamente la ruta electoral hacia 2012, como vía cierta a la posibilidad de un futuro democrático a partir de 2013, que sólo requiere para su éxito de la organización unitaria de la ciudadanía en torno al ejercicio y a la defensa del voto.

 
 

Monitor Electoral: una publicación de Súmate
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