Junio 2016
Nº 71, AÑO 12

 
   

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 EDITORIAL

Referendo Revocatorio y Elecciones Regionales en 2016

El PUEBLO VERSUS EL CNE

 
 

n Venezuela existe un amplio consenso que atraviesa longitudinalmente todas las capas sociales y políticas, un consenso generalizado que no es discutido por ningún ciudadano y del que no escapan ni siquiera otros actores más allá de nuestras fronteras, un consenso que nos ocupa constantemente y del que no podemos pasar inadvertidos, un consenso que nos afecta a todos por igual: “estamos en una profunda crisis”.

Bajo la aceptación de este supuesto y por la naturaleza dinámica de la realidad crítica que vivimos, hoy la Democracia no se puede concebir de forma estática, pierde sentido práctico e instrumental en una sociedad tan acelerada, ya que los altos niveles de incertidumbre causados por las cada vez más y mayores turbulencias, presionan a las instituciones a cambiar para obtener mayor capacidad de respuesta y satisfacer un enorme cúmulo de expectativas sociales complejas. Lo que está por encima del tiempo y el espacio es la presencia inexorable del cambio y cambiar es la única forma de sobrevivir a los picos y disrupciones del entorno.

Para la Democracia, las elecciones son la máxima expresión del cambio y constituyen una conditio sine qua non, en tanto se articulen sistemáticamente como un mecanismo institucional que garantice la participación social. Así, no hay poder popular que pueda llamarse democrático si no ha sido legitimado por una elección libre; ni tampoco hay democracia si los gobernados no tienen derecho al voto.

Entonces, asistimos a un entorno en el cual, ante la grave crisis social, económica, política e institucional, los venezolanos hemos demostrado en reiteradas ocasiones que deseamos construir el cambio democrático necesario a través de elecciones, esto se demuestra fácilmente si observamos que la participación en eventos electorales ha sido – al menos desde 2005 – el único elemento realmente capaz de amalgamar a la oposición y al oficialismo. No obstante, hemos asistido también a un proceso degenerativo de las condiciones electorales y a una radicalización de la parcialización del Consejo Nacional Electoral como actor institucional encargado de la organización transparente de los procesos electorales.

En este año 2016 deben realizarse en Diciembre las Elecciones Regionales y si se cumplen todos los requisitos de ley, y a más tardar en Noviembre el Referendo Revocatorio Presidencial. Sin embargo, en el cuerpo de este Monitor Electoral, demostramos como el Consejo Nacional Electoral desarrolla abiertamente una cruzada para evitar que se lleven a cabo estas consultas electorales, las limitaciones que se imponen a los ciudadanos son muchas y es muy evidente la intencionalidad política de las mismas.

La estrategia es clara:


Desdibujar desde el poder los límites entre la democracia y el autoritarismo electoral;

Someter las normas electorales a un Reality Show en la opinión pública donde su consolidación depende de una constante argumentación, controversia, polémica o litigio;


Condicionar la legitimidad de la ley a su aceptación política; y

Condicionar las elecciones a diferentes grados de aceptación política, aun cuando sus lapsos son constitucionales e incontrovertibles; todo, para finalmente lograr enmascarar de legalidad un conjunto de prácticas electorales esencialmente parcializadas y antidemocráticas. autoritarias.

Esto nos coloca en una peligrosa encrucijada, donde el pueblo posee la conciencia de que las elecciones son el mecanismo de cambio por excelencia en la democracia; mientras el Consejo Nacional Electoral se encuentra al servicio de los intereses de autoconservación del poder por parte del Gobierno Nacional. Asistimos a un contexto donde observamos con estupefacción como nuestro sistema político abandona progresiva y aceleradamente el terreno democrático y se adentra en el fango del autoritarismo moderno o lo que algunos han llamado con humor trágico DictaBlandas o DemoDuras.

Pueblo versus CNE, no es entonces una metáfora, sino la manera más dramática de resumir las situaciones por venir: la única forma de que el cambio se materialice en forma de elecciones es que los ciudadanos emprendamos una cruzada democrática participando, protestando, exigiendo nuestros derechos, haciendo contraloría a las instituciones y enfrentando los obstáculos que se colocan desde el poder para restringirnos la libertad. El CNE parece no tener intenciones de realizar elecciones en 2016 a menos que los ciudadanos convirtamos esa exigencia en un clamor popular y para ello la organización ciudadana es la clave. Ese es el desafío que nos está planteado para los próximos meses y desde Súmate estamos preparados para acompañar a todos los venezolanos en ese reto, así las próximas elecciones no sólo serán una oportunidad democrática para construir con millones de votos alternativas pacíficas para salir de la crisis, sino una victoria ciudadana y popular.
 

 

Monitor Electoral: una publicación de Súmate
Director: Roberto Abdul — Jefe de Información: José Enrique Delgado
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