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INFORME CARTER SOBRE ANÁLISIS HAUSMANN & RIGOBÓN NO TIENE BASE ESTADÍSTICA
(Caracas, 17 de Septiembre de 2004 - NPS 079)
-El
Centro Carter emitió ayer un Informe sobre
el Análisis de la representatividad en la
Segunda Auditoría y la correlación entre
firmantes y votos SI en el Referendo
Revocatorio Presidencial del 15 de agosto,
en el cual fija su posición sobre el Informe
Haussman & Rigobón.
El Informe del Centro Carter rechaza las
conclusiones de los profesores Ricardo
Haussman y Roberto Rigobón quienes plantean
que (1) la auditoría posterior a los
resultados del Referendo Revocatorio
Presidencial en Venezuela, observada por la
OEA y el Centro Carter, no fuehecha sobre
una muestra representativa del universo de
todos los centros de votación automatizados
ni la muestra fue escogida al azar y (2) la
prueba estadística que desarrollaron para
probar la manipulación de los resultados del
Referendo dio positiva. En ambos casos, H&R
desarrollaron los análisis estadísticos que
sustentan su posición y que concluyen que
hubo
una superior a 99% de manipulación tanto de
la muestra aleatoria de la auditoría como de
los resultados del RRP.
Para fijar su posición, el Centro Carter
presenta un Informe Estadístico que no está
avalado por la firma de ningún especialista,
pero que argumenta: (1)
la
correlación de las firmas y los votos, tanto
en la muestra general como en la auditoria
son idénticos; y (2) la media de los votos
en la muestra auditada es similar a la media
de la votación.
Ante estos argumentos, el profesor del MIT y
uno de los autores del Informe evaluado por
el Centro Carter, emitió la siguiente
respuesta:
Primer
argumento de Carter: “Correlación idéntica
de firmas y votos en universo y auditoría”
“El primero de los argumentos es
estadísticamente incorrecto. Déjenme
explicarles por qué: (1) la correlación de
una variable consigo misma es exactamente
igual a uno; (2) la correlación de una
variable con el 10 por ciento de sí misma
también es uno; (3) la correlación de dos
variables no cambia si multiplicas las
variables por números positivos. En otras
palabras, la correlación entre las firmas y
los votos por el SI en los datos reales es
exactamente la misma que la correlación
entre las firmas y los votos fraudulentos,
considerando que los votos fraudulentos son
iguales a los votos SI menos 10 o 20 o 90
por ciento. Ahora bien, a pesar de que las
correlaciones son idénticas el número total
de votos no lo es.
Veamos un ejemplo: supongamos que en una
empresa hay 2 personas que ganan el mismo
salario, digamos Bs. 1.000.000 y le aumentan
anualmente los salarios en 20%. Estas dos
personas siempre van a ganar lo mismo porque
sus sueldos están correlacionados en
aumentos de 20% anuales. Pero si en esa
oficina hay una persona que gana la mitad,
Bs. 500.000, y también le dan aumentos
anuales de 20%, su sueldo también está
correlacionado con el de las otras dos
personas porque siempre le aumentan 20%
aunque gana la mitad de los otros…Es decir,
las correlaciones son idénticas pero los
sueldos no.
Segundo argumento: “media de votos en
muestra auditada es similar a la media de la
votación”… Un sofisma estadístico
Este argumento es también, estadísticamente,
incorrecto. Déjenme explicarles cómo se pudo
haber hecho un fraude que mantenga la misma
media (o parecida) entre la muestra auditada
y la no auditada. Ahora bien, como esto es
un caso ficticio no vamos a usar como
ejemplo el Referéndum en Venezuela, sino
usaremos una supuesta elección presidencial
en Florida.
Supongamos que en Florida existe la
siguiente distribución de votantes: la mitad
de los centros de votación automatizados
tiene una mayoría demócrata, y la otra mitad
tiene una mayoría republicana… fácil, mitad
y mitad. ¿Cómo sabemos que hay unos centros
republicanos y otros demócratas? Muy fácil,
conocemos el resultado de votaciones previas
y, además, sabemos cuántos demócratas y
republicanos están inscritos en cada centro
de votación automatizado. Ahora, supongamos
que se va a hacer un fraude en la mitad de
los centros demócratas, es decir en una
cuarta parte del total los centros. En estos
centros las máquinas de votación convierten
10 por ciento de los votos demócratas en
republicanos. Y supongan, solo para
simplificar, que este cambio de votos
demócratas en republicanos es
suficientemente grande como para convertir
el centro de demócrata a republicano. Esto
es lo que podríamos llamar a esto fraude.
El resultado oficial de esta elección es que
¾ de los centros son republicanos y ¼ son
demócratas. Ahora bien, el problema radica
en cómo generar la muestra aleatoria para
que no sea detectada en la auditoria de los
observadores internacionales. Para entender
esto es importante saber que los programas
que generan números aleatorios necesitan un
número inicial que se introduce en la
computadora y, a partir del cual, el
programa genera el resto de la secuencia
aleatoria. Este número se llama la semilla o
seed. Como indica el Centro Carter, el
programa usado por el CNE genera exactamente
la misma muestra si parte de la misma
semilla. Por lo tanto, es fácil que
alguien genere un set de números aleatorios
antes de las elecciones con una mayor
representatividad de centros donde
naturalmente ganan los republicanos, en
otras palabras que haya ¾ partes
republicanos y ¼ parte demócrata.
Simplemente tengo que acordarme cuál es ese
“número semilla” y lo introduzco para que
escoja los centros de votación donde hay que
hacer la auditoría. Conclusión: en los
centros con mayoría demócrata no incluidos
en la auditoría puedo alterar los resultados
disminuyendo los votos de los demócratas.
¿Resultado final? En estas elecciones, 75
por ciento de las mesas son republicanas y
75 por ciento en la auditoria. Lo
interesente de este ejemplo es que el Centro
Carter estaría dispuesto a decir que la
muestra de la auditoría de esta elección es
representativa.
Pensemos en el Kino como ejemplo: todos los
domingos introducen 25 bolitas en la máquina
para escoger 15. Pero si “cargan 15
números”, es decir las bolitas son más
pesadas, esas serán las que saldrán siempre,
pero si la mano peluda que las cargó sabe
dónde enviaron los cartones con esos números
va y los compra ¡y se gana todos los
premios!
No se puede demostrar el fraude comparando
medias ni comparando correlaciones. ¡Por
favor! Eso no pasa el examen más elemental
de estadística. Se deben comparar medias y
correlaciones CONDICIONALES. Lo que
demuestra el fraude en el ejemplo anterior
no es que las medias son diferentes, sino
que son condicionales de la información que
se tiene sobre la muestra - cuántos centros
de votación son demócratas y cuántos
republicanos- por lo tanto, la muestra
auditada tiene una correspondencia más
cercana con esa información que la muestra
no auditada. Esto es exactamente lo que
demostramos Ricardo Hausmann y yo.
Una manipulación mal hecha posiblemente
falle en las dimensiones en las cuales el
Centro Carter se está basando, pero no
subestimemos a quienes hicieron la
manipulación” concluye Rigobón.
¡La Democracia no se Rinde! |
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