
Súmate a través de este
Monitor Parlamentario ha reseñado desde 2010 las
acciones del cuerpo legislativo y ha ofrecido un
recuento de su desempeño. Cerró el primer período de
sesiones de la Asamblea Nacional Legislativa (AN) para
2014 y el próximo lunes 15 de Septiembre comienza el
segundo y como ya se ha hecho costumbre, en el cuerpo de
este documento explicamos como el ejercicio de la labor
parlamentaria durante los primeros 8 meses de este
año deja un balance realmente decepcionante: un
parlamento que no sólo ha incumplido con su deber
constitucional de servir como tribuna para el debate
nacional, legislar y ejercer la labor de controlar el
resto de los poderes públicos, sino que además, gracias
al uso inconstitucional y desproporcionado de la mayoría
parlamentaria del PSUV, se ha dedicado a perseguir e
inhabilitar a los parlamentarios de oposición y ha
boicoteado la necesaria renovación de las instituciones
democráticas.
El país se encuentra
sumergido en una grave crisis institucional, política,
económica y social sobre la cual existe un amplio
consenso nacional: ya ningún actor rehúye reconocer su
existencia. No obstante, vivimos en un “Reality Show”
mediático en el que se reparten las culpas y el centro
del debate se ocupa de la ideología, los orígenes de la
crisis, los culpables y de algunos proyectos de
soluciones verdaderamente incomprensibles para la
mayoría de los ciudadanos. En el terreno de la
dialéctica, cualquier argumento puede ser defendido en
términos más o menos razonables, pero mientras esa
discusión se da, la convivencia nacional se hace cada
vez más tensa, los ciudadanos se encuentran acorralados,
la calidad de vida se deteriora en tiempo real y existe
la percepción de que “nadie hace nada”: una combinación
de elementos que es realmente peligrosa.
En este contexto la Asamblea Nacional debería servir
como válvula de escape; pero, por el contrario, la
actuación irresponsable de la mayoría ilegítima del PSUV
(casi 70% de diputados con 48% de votos en 2010), ha
cerrado esta posibilidad secuestrando la institución y
poniéndola al servicio del Poder Ejecutivo y de los
intereses de la “Revolución Bolivariana”.
En suma: crisis
política, económica y social; un gobierno que “no hace
nada”; la Unidad Democrática resolviendo sus
contradicciones internas; y los ciudadanos cada vez más
acorralados. Así, desde Súmate observamos con
preocupación que, además, en el estado actual de las
instituciones no es posible promover ni gestionar los
cambios necesarios para superar las dificultades por las
que atraviesa la República, es decir, aunque la crisis
que vivimos es visiblemente económica y tiene
consecuencias sociales realmente desgarradoras, las
causas de este complejo escenario son esencialmente
políticas, con lo cual la sustentabilidad y la
efectividad de todas las medidas que se puedan tomar
depende directamente de la recuperación y reconstrucción
de las instituciones y la Democracia.
El cuadro que
describimos es cuando menos alarmante. La solución
pasa por la Asamblea Nacional y actualmente se encuentra
secuestrada por el PSUV, con lo cual sólo queda mirar en
perspectiva hacia las Elecciones Parlamentarias de 2015
y el reto es cuando menos apocalíptico:
1)
Reconstruir la Unidad de cara a los ciudadanos
como una alternativa visible de poder, orientada a la
solución de los problemas en el marco de un proyecto
consensuado de futuro para el país;
2)
Organizar a los ciudadanos para protestar pacífica
y firmemente ante la destrucción sistemática de la
calidad de vida;
3)
Seleccionar al mejor equipo unitario posible de
hombres y mujeres que asuman las candidaturas a los
escaños de la AN, para lograr una representación
cuantitativamente mayoritaria y cualitativamente
capacitada para conducir desde allí la reconstrucción de
las instituciones y de la República;
4)
Exigir y lograr un pliego de condiciones para
que el contexto electoral de 2015 se desarrolle con
transparencia, justicia y libertad, para que sin
intimidación ni ventajismo los ciudadanos puedan
expresarse en paz y seleccionar a sus representantes
para la transición; y
5)
Organizar a los ciudadanos para que vigilen cada mesa
de votación y aseguren que los resultados
electorales son el reflejo exacto de la voluntad popular
ejercida a través del voto libre, directo, universal y
secreto.
La Asamblea Nacional,
funcionando como institución primordial de la
gobernabilidad del país y no como apéndice del Poder
Ejecutivo, tiene constitucionalmente atribuciones que le
permiten proponer enmiendas y reformas a la
Constitución, ejercer funciones de control sobre el
Gobierno y la Administración Pública, decretar
amnistías, discutir y aprobar el Presupuesto Nacional,
autorizar o no créditos adicionales, autorizar
celebraciones de contratos de interés nacional, dar
votos de censura al Vicepresidente Ejecutivo y
Ministros, pudiendo implicar sus destituciones,
autorizar o no al Ejecutivo para enajenar bienes
inmuebles de la Nación, autorizar o no la salida del
Presidente de la República por un lapso superior a cinco
días consecutivos, más los nombramiento y remociones de
miembros del Poder Electoral, Poder Ciudadano, y
Magistrados del Tribunal Supremo de Justicia, tal como
lo estipula el artículo 187 de nuestra Constitución.
Aunque parezca cuesta arriba, esa es la ruta que desde
Súmate queremos ofrecer a los ciudadanos y desde ya,
ponemos sobre la mesa un instrumento para comenzar a
transitarla con eficiencia: Primarias Pre-Parlamentarias
organizadas por la sociedad civil en todas las
circunscripciones nominales y lista en todo el país.
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