AGOSTO-SEPTIEMBRE 2016
Nº 9, AÑO 6
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LA MAYORÍA DE LA POBLACIÓN APOYA LA GESTIÓN
DE LA ACTUAL ASAMBLEA NACIONAL 2016-2021

 

 

El pasado 5 de Enero de este año comenzó el período 2016-2021 de la nueva Asamblea Nacional (AN), en la que sectores políticos diferentes al gobierno nacional obtuvieron por primera vez desde el año 2000 el control del Poder Legislativo. Sin embargo, la labor de la AN ha venido siendo desconocida y torpedeada por el Ejecutivo Nacional, utilizando para ello a los magistrados de las Salas Constitucional y Electoral del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ). 

De acuerdo al estudio del Instituto Venezolano de Análisis de Datos (IVAD) publicado en marzo de este año, 6 de cada 10 venezolanos valoraron positivamente el inicio de gestión de la Asamblea Nacional que se instaló el 5 de enero de 2016, distribuido en 7,7% como muy buena, 26,6% de buena y 25,2% de regular hacia buena. En relación con la dirección del Parlamento, 6 de cada 10 ciudadanos valoraron positivamente la gestión del diputado Henry Ramos Allup como Presidente de la Asamblea Nacional, de los cuales 10,7% la calificó como muy buena, 29,5% buena y 21% regular hacia buena. Además, el 40% de los encuestados afirmó tener “muchas expectativas” con la Asamblea Nacional, el 18% aseguró que sólo tiene “algunas expectativas” y 18,5% “pocas expectativas”. 

Otra encuesta de IVAD realizada en el estado Zulia en junio de este año reflejó este mismo resultado de que 6 de cada 10 zulianos aprobaba la gestión de la Asamblea Nacional, de los cuales 23,3 por ciento de los entrevistados calificó la gestión de la AN como muy buena, 16,1 por ciento como buena y 23,8 por ciento como regular hacia buena, 

Los estudios de la encuestadora Datanalisis publicados en marzo indicaban un apoyo mayoritario a la gestión de la Asamblea Nacional de 56,2 por ciento, distribuido en 10,8 por ciento como muy buena, 25,4 por ciento buena y 20 por ciento regular hacia buena. En torno a los distintos proyectos de leyes en el parlamento venezolano,  85,1% respaldaba el proyecto de Ley de Producción Nacional, el 80,3% la Ley de Propiedad de la Gran Misión Vivienda Venezuela, el 87,5% la Ley del Bono para Pensionados y Jubilados, y el 69,5% consideraba positiva la Ley de Amnistía.

Por último, el estudio realizado en marzo por la encuestadora Hinterlaces revelaba que 69% de los venezolanos consideraba que la Asamblea Nacional (AN) debía contribuir con la solución de problemas económicos.

LA AN ES LA CASA DEL PUEBLO

La concepción democrática republicana a lo largo de la historia y la evolución del pensamiento político han tendido a dar preeminencia al Poder Legislativo dentro de la separación de los poderes del Estado. Eso tiene su explicación: En primer lugar, si se toma en cuenta el aspecto cuantitativo son mucho más las personas que ejercen la representación del pueblo en la arena legislativa que quienes forman parte del Poder Ejecutivo; en segundo lugar, la totalidad de los miembros de los parlamentos son electos por los ciudadanos con lo cual llegan investidos de una verdadera legitimidad popular, efectiva y cuantificable mientras que en el caso del Poder Ejecutivo, solamente en sistemas presidenciales el titular de ese poder (y en algunos casos el vicepresidente) es electo mientras que el resto del Ejecutivo es designado y removido libremente. Y en tercer lugar, no es menos importante señalar que desde su origen histórico los parlamentos han tenido la función de hacer contrapeso y limitar el poder omnímodo de quienes forman parte del Ejecutivo, buscando equilibrar de manera efectiva tanto las competencias como el ejercicio del poder mismo, que es en esencia el principio de separación de poderes que forma parte de la democracia en el hemisferio occidental. 

Por las razones expuestas anteriormente no es un desaguisado admitir que el Parlamento es realmente la casa del pueblo y el lugar donde se ejerce en mayor medida su poder y soberanía, por cuanto sus integrantes son genuinos representantes de la Nación y sus actuaciones en conjunto deben correr parejas con el interés del gran pueblo.  

Eso supone en sí mismo y dentro de un esquema republicano que ese poder autorizado por el pueblo que ejercen los parlamentarios puede y debe ser objeto de control y conocimiento por parte del pueblo, no solamente en términos de la utilización correcta y eficiente de sus recursos, sino en la transparencia de sus actuaciones y cuentas por cuanto existe una responsabilidad de cada uno de ellos con respecto a quienes lo eligieron. Y esa transparencia está intrínsecamente ligada tanto a la rendición de cuentas como a honrar el deber de proveer información veraz y oportuna de todas las actuaciones. 

Desde el año 2009 hasta 2015 la actuación de la Asamblea Nacional se vio marcada por la opacidad y la censura. Desde aquel día infeliz en que un diputado oficialista fue sorprendido en actividades poco cónsonas con la moral, las buenas costumbres y la majestad del hemiciclo se decidió cerrar las puertas a los medios de comunicación quienes a partir de ese momento se vieron totalmente impedidos de ingresar a las sesiones legislativas. Se le otorgó exclusividad a la cadena ANTV para transmitir las sesiones, trabajo que se realizó de manera poco imparcial, con invisibilización a los diputados de oposición, con fines de concitar el rechazo de los mismos. Inclusive fuera de las sesiones en programación habitual nunca se vio a un diputado de oposición tener espacios propios de programación así como tampoco se vio que un diputado opositor pudiera ejercer derecho a réplica en el canal del parlamento. Y aunque en teoría todos los diputados son iguales en el Parlamento, la práctica demostró que por motivos políticos e ideológicos algunos diputados eran más iguales que otros; todo dentro de la hegemonía comunicacional ejercida desde el Poder Ejecutivo e impulsada por el partido de gobierno. 

Con la instalación de una nueva Asamblea Nacional en este primer período de sesiones de 2016, es menester reconocer el esfuerzo que se ha realizado para romper con esa hegemonía y crear un espacio plural y abierto a todas las corrientes de pensamiento político e ideológico, convirtiendo a la AN nuevamente en esa casa del pueblo de la que había sido extrañado por años.  

La sesión de instalación de la Asamblea Nacional el pasado 5 de enero no hubiera llegado a los venezolanos sin contar con la totalidad de las estaciones de radio y televisión transmitiendo en directo y en igualdad de condiciones. A partir de allí y con el ingreso de los comunicadores sociales y los medios de comunicación que representan tanto al Hemiciclo como a las sesiones de las comisiones permanentes, los ciudadanos cada día están más informados de las actuaciones de sus diputados y ha permitido retomar esa cercanía que debe haber en condiciones democráticamente estables entre el pueblo y sus representantes.  

También es preciso destacar y reconocer la labor desplegada en materia digital por quienes trabajan en la página web asambleanacional.gob.ve, no solamente por un diseño mucho más amigable del portal del Parlamento, sino por la amplia y detallada información que han hecho pública, especialmente en materia de proyectos de ley, del cual no solamente se puede conocer el contenido de la misma sino la evolución en su proceso de formulación con cronograma, fechas, actas y procesos llevados a cabo de manera explícita. Un punto a favor de esa transparencia en los asuntos públicos que cada día más el pueblo demanda. 

Pero si en el aspecto comunicacional el salto cualitativo es notable, desde el punto de vista físico lo es aún más. La Asamblea Nacional volvió a abrir sus puertas al público y hoy en día cada vez más venezolanos pueden entrar en ella, conocer su historia, sus salas, obras de arte y llevarse un pedazo de la historia patria y republicana del país mediante sus visitas guiadas. Una forma de hacer frente a esa historia oficial llena de sesgos y censuras que el PSUV se ha empeñado en imponer para borrar nuestro pasado y nuestra historia de la cual se debe aprender para bien o para mal. Que la Asamblea Nacional vuelva a ser plenamente la casa del pueblo es importante para generar en cada venezolano sin distinción alguna el sentido de pertenencia necesario y el arraigo que conlleve a defenderla y cuidarla, no solamente por el valor arquitectónico del edificio sino por el valor histórico y afectivo de quien se identifica con la democracia.

Monitor Parlamentario: una publicación de Súmatete
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